viernes, 18 de diciembre de 2015

ACNÉ Y CORTISONA; Charles Bukowski

Acné y cortisona 
Charles Bukowski
«Tenía granos y erupciones en toda mi cara, espalda, cuello e incluso en mi pecho. Me aconteció justo cuando empezaba a ser aceptado como líder y chico duro. Yo todavía era un duro pero ya no era lo mismo.
Tuve que retirarme y mirar a la gente desde lejos. Siempre tuve problemas con las chicas, y con la piel destrozada se convirtieron en imposibles. Las chicas eran más inaccesibles que nunca. Algunas de ellas eran verdaderamente bonitas: sus vestidos, su pelo, sus ojos, la forma en que se movían. Tan sólo andar por la calle al atardecer con alguna, ya sabes, hablando de todo y nada, creo que me hubiera hecho sentirme muy bien. Además, aún había algo en mi interior que continuamente me creaba problemas. La mayoría de los profesores no confiaban en mí, ni yo era de su agrado, especialmente las profesoras. Nunca dije nada fuera de lugar, pero ellas alegaban que el problema era «mi actitud». Algo que tenía que ver con el modo en que me recostaba en mi asiento y el «tono de mi voz». Normalmente me acusaban de «burlarme» aunque yo no era consciente de ello. A menudo me echaban al pasillo fuera de la clase o era enviado al despacho del director come mierda. El director siempre actuaba de igual modo. Tenía una cabina telefónica en su despacho y me hacía permanecer de pie en ella con la puerta cerrada. Pasé muchas horas en la cabina telefónica. El único material legible era la Revista del Hogar Femenino. Aquello era tortura deliberada. De todos modos leía la Revista del Hogar Femenino. Llegué a leerme todos los números. Esperaba que al menos aprendiera algo de las mujeres.»

viernes, 11 de diciembre de 2015

EL ESCENARIO DE LA DESNUDEZ YA NO ES LA PIEL, Virginia Cosin

El escenario de la desnudez 

ya no es la piel

Debate. ¿Queda algo obsceno, capaz de escandalizarnos en literatura? De Rousseau a Knausgård, lo impúdico ya no atañe al sexo sino a la honestidad brutal.

POR VIRGINIA COSIN

En 1765 Jean Jacques Rousseau, el hombre del comienzo y de la naturaleza, el autor de El contrato social y de Emilio o la educación , entre otras obras disruptivas, cesa su itinerante huida y se recluye en una casa de campo a escribir un libro que inaugura una forma nueva: la de la escritura de sí mismo. “Emprendo una obra de la que no hay ejemplo y que no tendrá imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la Naturaleza y ese hombre seré yo.”, es el elocuente comienzo de Las confesiones .
Y para probar, apenas comienza, hasta qué punto está dispuesto a exponerse, refiere un recuerdo vergonzoso. Allí el pequeño Rousseau, al borde de la pubertad, descubre el placer que le producen los azotes de su institutriz, que le revelan “cierta precocidad instintiva de sexo”. El proyecto rousseauniano de alcanzar la sinceridad total despojándose del estilo, dice el crítico Maurice Blanchot, deja al descubierto la insuficiencia de la escritura tradicional.
Dos siglos después, cuando la sigla post se adjunta a prácticamente cualquier idea, movimiento, estética, práctica o designación de época, un escritor noruego, tras una crisis creativa, decide que quiere escribir sin floraturas, adornos, figuras ni impostaciones. Sin hacer, digamos, literatura. Se propone ser completamente honesto. Y aquello, parece, es tremendamente novedoso y hasta escandalizador, porque –más allá de que la intención de provocar se lee en el nombre con que titula el libro ( Mi lucha , al que dividirá en seis tomos) este señor (sí: hablamos de Karl Ove Knausgård) procede de manera completamente impúdica, con el corazón al desnudo, dispuesto a contar, por ejemplo, cómo –a pesar de lo mucho que los ama– quisiera que sus hijos desaparecieran. El resultado es el más literario de los efectos porque la literatura es lo esencial o no es nada.
Georges Bataille, otro lúcido crítico francés, autor del ensayo El erotismo , escribe en el prólogo a La literatura y el mal : “El Mal –una forma aguda del Mal que la literatura expresa–, posee para nosotros, por lo menos así lo pienso yo, un valor soberano. Pero esta concepción no supone la ausencia de moral, sino que en realidad exige una ‘hipermoral’. La literatura es comunicación. La comunicación supone lealtad: la moral rigurosa se da en esta perspectiva a partir de complicidades en el conocimiento del Mal que fundamentan la comunicación intensa. La literatura no es inocente y, como culpable, tenía que acabar al final por confesarlo.” Es a partir de estos dos extremos –Rousseau y Knausgård– que podría pensarse que la novedad aparece de la mano de una pérdida de pudor o de comunión con el Mal; reside en un hueco hasta entonces inaccesible, íntimo y también peligroso.
Pero ¿en qué consistiría esta pérdida de pudor, cuando los medios de comunicación, con la Web a la cabeza, han desgarrado ya todos los velos?
Para el sociólogo Jean Baudrillard la obscenidad comienza cuando no hay ni escena, ni teatro, ni ilusión, cuando todo se hace inmediatamente transparente y visible y queda sometido a la cruda e inexorable luz de la información y los medios. Repasemos: en su etimología, la palabra obsceno designa lo que queda fuera de escena. Es decir, del juego.
El lenguaje literario es lo contrario a la transparencia. Si se retiran los velos, los adornos, los disfraces, el maquillaje, lo que queda no es literatura, es falta de estilo.
Hilda Hilst fue una escritora brasileña. Nació en San Pablo en 1939 y hace un tiempo la editorial El cuenco de plata tuvo el buen tino de traducirla y publicarla en castellano. Autora de una obra vasta y ecléctica, picante y de culto, dueña de una belleza que mantuvo a resguardo porque “no se suponía que una mujer hermosa escribiera tan bien”. Lejos de mostrarse y aparecer en la escena intelectual, se recluyó en su casa Do Sol a escribir incesantemente y, entre otras, concibió La obscena señora D . Una novela breve y recargada de exquisiteces de la lengua, por momentos angustiante, que ella misma catalogó de pornográfica. En verdad, lo que quería era escribir un libro para ganar lectores y dinero. Pero se convirtió en una autora de elite. Se puede decir, de su obra, que es excitante. Estimula los sentidos y el carácter escurridizo de los hilos que forman la trama no despierta más que deseo de apresar aquello que se sabe inapresable.
Lo “obsceno” del título no es más que una figura de lenguaje cuya función es opacar el centro, difuminar el corazón de una historia e inflamar el texto de luz retórica. La literatura nunca desnuda la verdad, la escritura es velo y ese velo, a su vez, el mundo. Paul Valery decía que lo más profundo que hay en el hombre es la piel. Y lo que Hilda Hilst desnuda es la piel del poema. Como Rousseau, como Hilst, Knausgård también tiene que ocultarse para escribir. Cuando prepara el tercer tomo de su obra se ha vuelto tan famoso que sus recuerdos ya no pueden ser los mismos que habían sido, aunque el pasado siga estando en el mismo lugar. El es otro. Su autenticidad, su experimento –ser él mismo– lo convirtió en otro. Cada nuevo tomo no es, pues, una continuación, sino una interrupción que precede un comienzo. Despojarse, desnudarse, decirlo todo, abrirse, exponerse a la luz, decir la verdad, resultan tareas imposibles.
Pero si la literatura reclama para sí, cada tanto, un corte, un tajo en el telón que permita un nuevo descubrimiento de lo que ha sido ocultado por una red de conceptos, ideales, instituciones y estructuras, son los artistas quienes deben preguntarse qué es exactamente lo que se debería romper, dónde está la frontera a transgredir, dónde reside eso esencial del que habla Bataille. Guillermo Saccomanno y Fernanda García Lao son escritores, son pareja –suelen decirlo en las entrevistas que conceden a distintos medios– y escribieron un libro a cuatro manos: Amor invertido , que, advierte la contratapa, inaugura un género, “va más allá”, porque no se trata de una novela erótica sino de una novela “de coger”.
La novela adopta el género epistolar y da cita a la literatura de alcoba, a Sade, a Lautremont, al gótico. Allí, los libertinos amantes viven separados por el mar –cada uno con el corazón del otro, como en una novela de Mary Shelley– desbocados de deseo, intercambiando palabras como si fueran órganos o fluidos.
“Temí por mi ano, querido mío –escribe la que firma Guilló en la ficción– y no fue ingenuo mi recelo. No era tanto la extensión de su verga lo que me intimidó, como su descomunal grosor.” Palabras habitualmente consideradas obscenas se repiten a lo largo del texto, como un dedo insistente que busca la llaga.
Pero lo cierto es que obscenidades de esa clase hoy no escandalizan a nadie. Las escuchamos en la radio, en los programas de televisión aptos para todo público y googleando en Internet. Si en siglos pasados Sade era confinado al encierro y Flaubert o Baudelaire enjuiciados en un tribunal, hoy los autores de una novela “de coger” son entrevistados en cuanto programa o suplemento cultural encontramos.
Lo inquietante de Amor invertido , acaso, no sea su impúdica verborragia, sino lo que queda oculto debajo de esas miradas, lejos de la ficción, que se cruzan los autores en fotos o entrevistas televisivas. Porque, como apunta la psicoanalista y lingüista Julia Kristeva, “el sexo ya no es revolucionario, por el contrario, no hay nada que sea más establishment que el sexo”.

lunes, 12 de octubre de 2015

POÉTICAS DEL LIBRO OBJETO EN LA OBRA DE JAQUES BEDEL (I)

Obra Verbum, 1992
Obra Verbum, 1992

Poéticas del Libro Objeto en la obra de Jacques Bedel (I)



 Jacques Bedel y su obra[1]
 Analizaremos la obra representativa de Jacques Bedel con su diversidad del Libro Objeto.
Surge la Hipótesis central como el núcleo de investigación y búsqueda heurística en lo primigenio del libro:
El concepto actual del Libro de Artista, tiene como antecedentes, una sucesión de obras de arte, remontándose desde la prehistoria con tabillas babilónicas, papiros egipcios y pergaminos; pasando por la Edad Media con el códice y atravesando la era de Gutenberg con los incunables.
Esta Hipótesis es el indicio y el eje temático, donde se irán descubriendo a lo largo de la obra las coordenadas de Hipótesis Específicas, afirmando  que:
  • El Libro de Artista es una obra de arte, producto de múltiples de distintos lenguajes y sistemas de comunicación.
  Entre la huella de esta hipótesis, hallamos el paradigma del Libro Objeto en la obra   de Jacques Bedel.
La hoja de ruta está señalada en lo efímero, en la forma del rollo que tenía el libro en la antigüedad Grecorromana y en la Edad Media.

El rollo o volumen, era la forma característica de los libros confeccionados con dicha materia escriptoria, así como a la disposición en aquel de las columnas de la escritura.

Tales columnas contaban por lo común, de igual número de líneas, por más que esta regla diste mucho de ser absoluta. En la columna del título o al fin del volumen solía escribirse el número de líneas del manuscrito.
“Con todo, el libro en forma de volumen duró aproximadamente hasta el siglo V d.C.; aun cuando el uso del códice, para fines literarios, parece remontar al siglo II o tal vez al I de nuestra era”.
En las más antiguas esculturas cristianas de los siglos III y IV, especialmente en los sarcófagos, los muchos personajes representados, o sea Cristo como Maestro, los apóstoles o profetas, o simplemente cristianos y aun retóricos y filósofos paganos, cuando se los figuraba con el emblema de cualquier escrito, presentan éste en forma derollo, que es la de los antiguos papiráceos.
Pero en el siglo V, y en las obras reflexivamente compuestas, el símbolo cambia, y por lo general, predomina el códicesobre el  rollo, prueba que incluso en la vida común triunfaba el uso de escribir en pergamino y disponerlo en forma de libro.
Jacques Bedel realiza Libros Objetos representando Rollos Sagrados.
Verbum II y IV
Verbum II y IV
En la serie Verbum llaman la atención los rollos de plomo, como objetos en sí, gruesos cilindros plúmbeos que se transmutan, al ser abiertos, en amplias superficies horizontales con textos en hebreo, árabe, ideogramas chinos o jeroglíficos egipcios. Es inevitable no asociarlos con la esfera de lo sagrado, – con la Torá, los antiguos pergaminos o incluso con los manuscritos del Mar Muerto.
Se evidencia allí su obstinada preocupación por la cultura, en su sentido más elevado, que es el conocimiento de lapoesis[2], del mundo del arte.
En Eupalinos on l´architecte[3] (1923), Valéry había descripto este cambio acaecido en la historia de la poiesis: en un moderno “Dialogue des Morts” hace que Sócrates argumente por qué en el caso de que hubiera otra vida, preferiría en ella el trabajo productivo del arquitecto al conocimiento contemplativo del filósofo.
En estos rollosBedel elabora una verdadera oda a la esencia del conocimiento, que es la revelación – hacer comprensibles los misterios contenidos en el universo, con el enunciado de la criptografía cósmica.
La poesis (producción) y aisthesis (recepción) entran en acción recíproca; reflejando el sentido mágico de su obra, y es la palabra revelación, explicitada en el Apocalipsis: abiertos, los rollos contienen inscripciones aparentemente ilegibles.
Gradualmente, según la incidencia de la luz, el espectador se sorprende con el surgimiento de un texto en griegoBedeldesarrolló una técnica nueva, trabajando con materiales que, dispuestos en cierto determinado orden, reflejan, absorben o polarizan la luz. El observador, desde determinado ángulo, se inquieta al percibir textos en la superficie, y si cambia de posición, el texto se vuelve invisible. “Una obra no se revela si no tiene contenido para rebelar”, afirma Bedel. “Y si no tiene contenido para revelar, no es una obra de arte. Esto es algo que trato de buscar o de generar en mis obras, porque me interesa esa especie de Apocalipsis, que justamente quiere decir “revelación” en griego. Mis obras son bastante herméticas[4], no es fácil percibir su significado[5], pero cuando alguien entiende lo que quise decir se establece una complicidad muy profunda” – afirma Bedel.
El sentido metafísico[6] se revela en los rollos de plomo de la serie Verbum.
La búsqueda de la verdad divina y su representación es una obsesión constante que surge tempranamente en la obra de Bedel.
Esa búsqueda continuaremos descubriéndola en la hoja de ruta de su obra.

 [1] Raymond, Antoine ; Magalháes, Fabio ; Sacca Abadi, Corinné. Jacques Bedel. – Traducido por Florencia Baranger … [et al.] –  Buenos Aires : La Riviére, 2005. – p. 30.
 [3] Jauss, Hans RExperiencia estética y hermenéutica literaria. – Madrid : Taurus, 1986. – p. 108.
 [4] El hermetismo puede tener diferente origen. El medioevo y el renacimiento necesitó de las autorictas, de la voz autorizada de la iglesia, para interpretar correctamente los símbolos y las alegorías contenidos en las obras. En el arte contemporáneo, el hermetismo no derivará necesariamente de la dificultad de decodificación simbólica o alegórica sino de una situación inédita hasta el siglo XX – de ambigüedad ontológica. Oliveras, Elena. “Hermetismo y ambigüedad en el arte contemporáneo”. En: Revista de Cine. – Facultad de Filosofía y Letras : UBA, no. 0, 2001. – p. 35.
 [5] Primariamente “hermenéutica” significaba expresión de un pensamiento, pero ya en Platón se ha extendido su significado a la explicación o interpretación del pensamiento…
…La hermenéutica permite comprender a un autor mejor de lo que se comprendía a sí mismo… Ferrater Mora, José.Diccionario de filosofía abreviado. – Buenos Aires : Sudamericana, 1986. – p. 192.
 [6] La metafísica se convierte en humanismo- y todo humanismo es por esencia, metafísico.- El hombre es medida del ser: con ello impera y domina el ente.
La concepción del ser como presencia en lo presente. En este caso se manifiesta en el ente y se identifica con dicha revelación. Heidegger, Martín. (En su Introducción a la Metafísica). – Traducción de Emilio Estiú. – Buenos Aires : Nova, 1956. – p. 19-22.

HUGO, Ricardo Yáñez (La Jornada Semanal)


Qué aire de familia tenía, proyectaba, se percibía en el poeta; qué aire, en más de un cierto modo, de bendición. Supongo que internamente sonreía de contradecir –cual sin querer queriendo– al rumano Cioran (y lo rumano no le era ajeno), para quien conocer a un poeta significaba una maldición.
Cual sin querer queriendo, desde una clara bondad que no excluía la travesura cómplice, el límpido divertimiento con el relato social, las lágrimas no por sino con la poesía (me honró alguna vez llamándome “compañero de lágrimas”), comprometido noblemente –y como sin querer– con el teatro, el periodismo, la diplomacia, el magisterio, todo lo resolvía con una seriedad que atemperadamente irradiaba lirismo (un principio de juego que es principio de fuego), su mejor –pero él en todo era de lo mejor– guía.
¿Es posible dejar en herencia la gracia?
No digno de ella, agradecido le abro un espacio en mí –porque la gracia lleva (y Hugo bien lo sabía) a la siempre improbable, siempre comprobable felicidad.

viernes, 31 de julio de 2015

ALAS, Benjamín A. Araujo Mondragón


VOLAR
¿Cómo decir este deseo de alma?
Un deseo divino me devora;
pretendo hablar, pero se rompe y llora
esto que llevo adentro y no se calma.

¿De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed
y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto
hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo?

Vueltas y vueltas doy por esas calles;
por donde quiera, me siguen las paredes silenciosas,
y detrás de ellas,
en vano saber quiero
si los hombres mueren o sueñan.

¿Qué mundos tengo dentro del alma
que hace tiempo vengo
pidiendo medios para volar?
Alfonsina Storni

Tengo ganas de tener alas
para tender al cielo
mis alas y deseos de inmensidad.

Alas quiero, a las 6 de la mañana;
alas quiero, a las 8, a las 9, a las 10;
alas quiero todo el día
y no acaba ni acoplo mis
infinitos deseos de verme
en tus miradas al viento.
Alas, sólo alas, a las sólo
alas: a la hora que tú pidas
alas tendrás, muchas alas
para volar por el infinito
y hacerlo tuyo por siempre.

Alas, alas, alas, a las cinco,
a las seis, a las siete: a todas
horas: alas, alas, alas: vuelo,
vuelo y vuelo; traspasar los
problemas con las alas y
romper con las olas y las
alas el viento del oriente…

Alas, a las…, a las…, alas, alas…
alas a todas horas del día;
alas para la noche, para la luz
para la oscuridad; para el gris
de las tempestades; para la mitad
de la risa, a medias de la alegría…

Alas para mi sueño, alas para mis
pesadillas; alas para arriba, alas
para abajo; alas para el centro:
alas aún sin plumas, alas con
plumas: alas transparentes, alas
dedicadas al amor, alas para odiar,
a las 7 nos vemos, te recojo 7:15;
no llegaste a tiempo: ni modo:
¡¡¡Adiós!!! Alas para decirte Adiós…
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lunes, 18 de mayo de 2015

BAJO ELLA, Carmen Sánchez-Cintas (España)

BAJO ELLA
Espera tras el silencio
de las noches en vela
 y la verdad ahuecada
Se enfría el oro de su imagen
y la cubre con aderezos falsos,
con empeño de caminar
sin más lamentaciones
Olvida la dote que le fue concedida
Se enfunda en placenta y soledad,
tararea la liviana saeta aprendida
- antes de la metamorfosis-
en los templos de bonanza
en los dulces lagares de caricias.
¿Para qué decir?
Las horas grises, la blanca ceniza
que se expande lentamente
como un vuelo.
Bajo ella, un nomeolvides
completo rescatando momentos
de estampas pasadas.

©Carmen Sánchez-Cintas
Abril/2015
Etiquetas: LIRISMOPOEMASENDA